Miércoles, 10 de abril - Olornii de 2019                           


 

 

MUSEOS COMUNITARIOS DE GUNAYALA

Y LA MEMORIA HISTÓRICA

 


 

 

Por: Anelio Merry López[1]

 

Este artículo forma parte del libro “Museos y parques naturales: comunidades locales, administraciones públicas y patrimonialización de la cultura y la naturaleza, publicado por la Universidad del País Vasco en el año 2010. Al artículo original se realizó los ajustes necesarios en las palabras gunadule en base con los últimos cambios en la escritura.

  

INTRODUCCIÓN

 

Hablar de museo para el pueblo Gunadule no es un tema totalmente nuevo y sin duda, difiere en su visión y metodología de trabajo tan particular que tiene con el resto de los museos que tradicionalmente han existido en diferentes partes del mundo y por mucho tiempo.

 

En el presente artículo queremos compartir la experiencia de la Comarca Gunayala[2] acerca de sus iniciativas y motivaciones y el empeño que ha puesto en los últimos años para impulsar los museos comunitarios como una herramienta viable y práctica en la defensa de su patrimonio cultural.

 

En la región existieron esfuerzos y experiencias aisladas para operar museos que sirvieron de antecedentes a los museos comunitarios que hoy existen. Los primeros museos que aparecieron en la región no tenían objetivos similares como los que se plantean ahora, es decir, los nuevos conceptos que actualmente se impulsa, especialmente, en el continente de Abia Yala[3] (América).

 

En las últimas décadas a nivel mundial el concepto de los museos viene cobrando una nueva forma de concebirlos, donde la participación de los mismos pueblos toma fuerza, jugando un papel trascendental en su desarrollo. Se habla de museos integrales, donde los museos, más allá de las simples exposiciones de objetos, piezas del pasado, constituyen espacios de fortalecimiento y desarrollo de las culturas de los pueblos, siendo las mismas comunidades sujetos de su historia. Existe diversidad de museos en el mundo y funcionan de acuerdo a su contexto. Así, los museos comunitarios buscan reencontrarse con su pasado para construir su futuro y responden a «la necesidad de reafirmar la posesión de su patrimonio» (Teresa, Camarena y Valeriano, 1986: 8) ante la amenaza de perderlo.

 

A lo largo de la historia del pueblo Gunadule, éste se ha valido de diferentes estrategias para garantizar su supervivencia, no obstante, en la medida que transcurre el tiempo se adoptan nuevas formas y estrategias para enfrentar las grandes amenazas de la era globalizada, entre las que están los museos comunitarios.

 

El tema de los museos comunitarios y su dinámica, prácticamente es nuevo en toda la república de Panamá, no existen experiencias similares en el resto de la república. Es un tema novedoso e inexplorado e incluso para el pueblo Gunadule sigue siendo un proceso de aprendizaje y de evolución. La llegada del museo comunitario y de su forma de trabajar impulsó al pueblo Gunadule a desarrollar sus propias iniciativas museísticas que por su condición y naturaleza les ha dotado de su propia particularidad.

 

Desde la aparición del primer museo en 2004 la comarca marcó un hito en la historia de la museografía panameña. Ningún otro pueblo indígena registra en su territorio un proyecto de esta naturaleza, un proyecto diseñado y montado lejos de la intervención de los llamados especialistas. La comunidad a través de los distintos sectores de la sociedad Gunadule, presidida por su máximo organismo cultural como lo es el Congreso General de la Cultura Guna[4], busca definir esta nueva estrategia para su consolidación en la lucha por mantener y fortalecer la identidad del pueblo Gunadule.

 

 2. MEMORIA HISTÓRICA Y LOS MUSEOS

 

Cuando se empezó hablar acerca de los museos en la Comarca Gunayala, especialmente en las asambleas generales donde se reúnen los guías espirituales, líderes comunitarios y voceros tradicionales, la referencia in­mediata fueron los pasajes de la memoria histórica que están recogidas en Babigala[5], tratado en el que se fundamenta y se sustenta la vida cultural del pueblo Guna. Con respecto al tema uno de los estudiosos de la cultura Guna, Aiban Wagua señala: “Se trata de ubicar los acontecimientos “pasados” en el contexto de la actualidad, redescubrir el sentido de los hechos para una renovada identidad en el autodescubrimiento”[6]. Para el pueblo Gunadule el Babigala es su fundamento que consiste en «un sistema complejo y amplio de tratados que se expresa mediante un lenguaje y una lógica muy suyos». El tema de los museos estuvo ligado a estas referencias. El argar[7] Rafael Harris en sus primeras consideraciones sobre el tema de los museos dijo: we ibmargi anmar babgan bad arbasa (ya nuestros padres han trabajo sobre el tema). Su primera referencia para este tema fue el relato de Olodualigibbiler y Ga­bayai que forma parte de Babigala. Ese relato continúa siendo una enseñan­za y fuente de inspiración para las generaciones actuales y base del desarrollo de los museos comunitarios de Gunayala.

 

Ese relato cuenta que los hermanos Olodualigibbiler y Gabayai, después de la muerte de sus padres, se habían quedado bajo el cuidado de su abuelo Dad Uuaggwa. Con el tiempo ambos demostraron sus habilidades y la capaci­dad de dirigir sus propios destinos. Y un día Dad Uuaggwa les dijo: «Allá detrás de esas montañas, sus padres construyeron una gran choza, una gran­dísima choza». «Vayan a vivir allá, miren y retomen todo lo que han dejado sus padres» (Wagua, 2000: 26). Gabayai encontró allí las cosas que su madre había usado y Olodualigipiler, por su lado, encontró flechas y arcos listos para su uso e hicieron suyo. «Sintieron que por ahí iba el camino que debían seguir».

 

Cuenta la historia que los hermanos recuperaron y le dieron vida a los objetos e implementos que usaron sus padres y así siguieron usando para su beneficio, los cuales, sin duda, también fueron heredados por las generaciones posteriores. El relato de Olodualigibbiler y Gabayai deja una enseñanza para el pueblo Gunadule, habla sobre la importancia de preservar, fortalecer y recuperar los conocimientos de los ancestros, la cosmovisión y la forma de concebir el mundo que le rodea.

 

En ese sentido, hablar de museos entre los gunadule es hacer referencia al pasaje de la memoria histórica que habla de la gran choza, llena de objetos que Olodualigibbiler y Gabayai les dieron vida. El proceso de la creación de los museos entre la población Guna estuvo ligado a la necesidad de rescatar, preservar y valorar la cultura y la idiosincrasia, entre otros valores y principios que forman parte de la riqueza del pueblo Gunadule. Se crea con ello un proceso alternativo de transmisión de conocimientos que no es lo que tradicionalmente han usado de generación en generación y en el que los recursos museográficos complementan e integran los procesos formadores en el con­texto de los museos de hoy.

 

Ninguna cultura del mundo es estática, las culturas están en constante evolución y la cultura Gunadule no es la excepción. Tradicionalmente el canto ha sido el medio usado por los gunadule para transmitir o contar historias, el canto se ha usado para orientar a la población, hablar sobre las tradiciones, contar historias, reflexionar sobre la realidad. El proceso de formación se inicia desde que el niño o la niña están en el vientre materno a través del canto de arrullo donde no sólo la madre interviene, sino que también involucran a las abuelas, las hermanas y las tías, e incluso vecinas que se sientan complacidas con el o la bebé. Son cantos llenos de esperanzas dirigidos ha­cia la criatura y sus contenidos se relacionan con lo que esperan que sea en el futuro y su relación con la familia y la sociedad. La familia constituye un espacio fundamental en el crecimiento del niño que posteriormente pasará a la etapa de la integración con su entorno social.

 

Los guías espirituales, que los gunadule los denominan «saglagan»[8], inter­vienen también en esta parte del proceso de la formación del niño. Desde pequeño participa en las ceremonias de cantos que son interpretados por los guías espirituales que cuentan historias, relatos llenos de enseñanzas que son transmitidos en onmaggednega[9]: el centro de conocimiento por excelencia. «Su forma lingüística original está impregnada de figuras y simbolismos que ofrecen al mensaje una corteza casi impenetrable, usual en el tratamiento de documentos vitales y sagrados» (Wagua, 2000:9). El canto se intercala con las interpretaciones de un argar, el vocero o el intérprete de la comunidad, que es un especialista y conocedor de estas figuras o simbolismos.

 

3. HISTORIA DE LOS MUSEOS EN GUNAYALA

 

La concepción del museo en la Comarca Gunayala no está alejada de su realidad y necesidades. El museo no se considera únicamente como un espacio para dar a conocer su cultura, sino también para mantenerla, pre­servarla y garantizarla para sus futuras generaciones, como parte de su herencia.

 

La iniciativa de establecer un museo en la Comarca Gunayala nació a mediados del año 90 como consecuencia del interés que mostró el Congreso General de la Cultura Guna, integrado por 49 comunidades, en una reunión tradicional celebrada en la comunidad de Urgandi cuando la dirigencia pro­puso comenzar a trabajar en futuro proyecto de museo, en la isla Werwerdub.

 

Así, la isla Werwerdub, de cinco mil metros cuadrados ubicada al sureste de las comunidades de Wissubwala y Nalunega del Corregimiento núm.1, se convierte, en esa época, en uno de los proyectos de mayor trascendencia para el máximo organismo cultural. Una iniciativa que fue seguida con acciones de promoción en el ámbito local, nacional e incluso internacional.

 

Con el proyecto se planteó, por un lado, la idea de mostrar y dar a cono­cer la cultura en sus diversas manifestaciones históricas, míticas, simbólicas y espirituales. Por otro, que Werwerdub presentara una imagen dinámica, que mostrara la sociedad gunadule de forma real. Se proyectó establecer elementos culturales importantes de la cultura gunadule, como inna nega[10] (casa ceremonial de la chicha), onmaggednega (la casa de reflexiones), la casa de familia junto a una «sogag» (casa de cocina), entre otros elementos relevantes de la cultura gunadule. La «isla museo», como se conoció, debería servir también de centro de orientación y educación de los niños y la juventud de la Comarca.

 

El primer objetivo del proyecto fue dirigir sus esfuerzos hacia la población más vulnerable a los impactos de las motivaciones y dinámicas externas, que hoy tiene una incidencia enorme en la cultura del pueblo Gunadule. Las dinámicas del mundo actual hacen que entre la población Gunadule se plantee nuevas formas de llevar enseñanzas a su población, especialmente, a las nuevas generaciones. Sin menoscabar las formas tradicionales de comunicación y de transmisión de conocimientos, el museo se presenta como una de las alternativas prácticas y motivadoras que puede contribuir en el fortaleci­miento de la identidad local. En la comarca Gunayala no había mucha experiencia en materia de museos tradicionales, tal como se entiende en otras partes, si bien sí hubo algunos esfuerzos aislados que antecedieron a los museos comunitarios de hoy. Dichas iniciativas no fueron materia de interés de los gunadule, pues no necesariamente significaban un medio para fortalecer su cultura. Simplemente se trataban de centros de exposición con miras a mostrar a los turistas que ocasionalmente llegaban a la región. Tal fue el caso de un pequeño museo localizado en la comunidad de Gardi Sugdub, que funciona actualmente sin técnicas de diseño y montaje museográfico. Su interés es el de generar un ingreso económico por cada visita que realicen los turistas que llegan a través de cruceros marítimos, llevándose éstos unas impresiones y cierta información acerca de la cultura Gunadule.

 

El segundo objetivo del proyecto de la isla museo estuvo ligado con el interés de autogestionarse económicamente. La región donde está ubicada la isla Werwerdub es una zona turística que va creciendo. Miles de turistas de diferentes partes del mundo llegan a la región para conocer la cultura del pueblo Gunadule. Este hecho era para la dirigencia una oportunidad para desarrollar la autogestión económica a través de este proyecto que pudiera servir, por un lado, a la financiación de nuevos museos comunitarios en otras partes de la comarca y, por otro, a obtención de recursos para la formación de la niñez, la juventud y la comunidad.

 

Así, un grupo de personas designadas por el Congreso General de la Cultura Guna iniciaron los primeros trabajos que consistían en la construcción de unas chozas en la isla para los cuales el mismo Congreso había destinado un presupuesto mínimo. Sin embargo, el proyecto no prosperaba. La falta de recursos económicos suficientes creaba inconvenientes y limita­ciones para concretar el proyecto de la isla museo. Levantar esas chozas tradicionales suponía unos costos económicos que el máximo organismo de la comarca no podía asumir aunque el interés por la dirigencia iba creciendo. Así que la materialización del proyecto tuvo que ser suspendido.

 

De este modo, los primeros esfuerzos se encaminaron en la búsqueda de apoyo económico nacional e internacional. Así, se abrió una cuenta bancaria en The Chase Manhattan Bank a fin de recibir posibles colaboraciones. Sin embargo, esta iniciativa no tuvo éxito. Al final la cuenta cerró por falta de fondos.

 

Asimismo, se iniciaron las primeras gestiones y contactos fuera de las fronteras de la República de Panamá, ya que en el ámbito nacional no había, y así continúa, interés por crear museos y mucho menos en una población indígena. Las primeras gestiones se realizaron entre el personal directivo del VärldsKultur Musset de Gotemburgo, Suecia, que requirió que el Secretario General del Congreso de la Cultura Guna, Maximiliano lguayoikiler Ferrer, en representación del máximo organismo cultural de Gunayala, realizara una visita a ese Museo y gestionara la posibilidad de obtener algún apoyo. La relación de la población Gunadule con ese Museo de Gotemburgo data de hace años, desde que el etnógrafo Erland Nordenskiöld visitara la comarca en las primeras décadas del siglo XX y estableciera una amistad con varios de los reconocidos personajes de la comarca de esta época. El VärldsKultur Musset quizás sea la única institución de Europa que tenga en su depósito los más importantes objetos y piezas tradicionales del pueblo Guna. Poco a poco esas piezas y objetos se ha ido acumulando, desde que a principios de la década de los 30 Rubén Pérez Kantule, un gunadule que fue secretario, traductor e intérprete de los más importantes líderes de la época, viajara a Suecia para trabajar en el Museo y colaborar en la publicación de libros y revistas.

 

Por otro lado, el proceso de promoción que había iniciado el Congreso General de la Cultura Guna a mediados del 90 para crear el museo, coincidió con una serie de exposiciones que organizó a partir del año 1996 el National Museum of the American Indian, de los Estados Unidos, dedicadas al pueblo Gunadule que se llamaron The Art of Being Kuna y que dio la oportunidad a los representantes de Gunayala para presentar a dicho Museo su propuesta museística. A partir de esas exposiciones se estableció una relación de colaboración entre el Congreso General de la Cultura Guna y el National Mu­seum of the American Indian con miras a gestionar y poner en marcha el proyecto. Así, a partir de 2000, el Departamento de Servicios Comunitarios del National Museum of the American Indian comienza a gestionar apoyos para el personal del Congreso General de la Cultura Guna con el fin de que se tuviera mayores oportunidades para desarrollar el proyecto en la isla Werwerdub. En un gesto de mayor compromiso por parte del personal de museo estadounidense, la encargada en esa época del Departamento de Servicios Comunitarios, Nicolasa Sandoval viajó a la Comarca Gunayala para conocer de cerca la iniciativa y conversar con los líderes sobre la creación de la isla museo. A partir de ese gesto, al pueblo Gunadule se le abrieron mayores oportunidades para desarrollar su proyecto.

 

Como era una experiencia nueva para el personal del Congreso General de la Cultura, el conocer experiencias de otras latitudes era una de las primeras tareas que tenían que cumplir antes de establecer el museo. En ese sentido, dos representantes designados por el Congreso iniciaron un proceso de preparación y formación ante los retos a los que tendrían que hacer frente, como era la creación de un museo que quizás no iba a tener el mismo formato que el de los tradicionales ya que su objetivo iba a ser preservar la cultura gunadule y fortalecer sus capacidades. En el 2000, con financiamiento del National Museum of the American Indian los dos representantes[11] viajaron a México para recibir capacitación sobre procuración de fondos. Al año siguiente, se desplazaron a Washington para proseguir con el proceso de conocer experiencias museísticas norteamericanas, visitando el National Museum of Natural History, Holocaust Memorial Museum, Fort Ward Museum, Ches­apeake Bay Maritime Museum, Art Museum of the Americas, y el propio National Museum of the American Indian. Por último, mencionaremos, la visita que realizó la delegación del pueblo Gunadule a la Inter-American Foundation (IAF), una entidad independiente del gobierno de los Estados Unidos que otorga donaciones para programas innovadores, participativos y sostenibles en América Latina y el Caribe. Fueron recibidos por uno de los representantes de la entidad, Kevin Healy, obteniendo un resultado positivo del encuentro ya que se consiguió un apoyo financiero que, a la postre, posibilitaría la construcción de tres museos en la Comarca Gunayala.

 

4. MUSEOS COMUNITARIOS DEL PUEBLO GUNADULE

 

El año 2000 se convirtió en una época histórica para el Congreso Gene­ral de la Cultura Guna al iniciarse las primeras relaciones con la Unión de Museos Comunitarios de Oaxaca, México. Al ser Oaxaca una de las regiones de México con mayor experiencia en el tema de los museos comunitarios, esas relaciones sirvieron de guía al pueblo Gunadule en su interés de establecer el museo.

 

En agosto de 2000 La Unión de Museos Comunitarios de Oaxaca envío una carta al Congreso General de la Cultura Guna en la que se invitaba a un representante del pueblo Gunadule para participar en un encuentro internacional de Museos Comunitarios de las Américas que tenía como lema «Estrechando Lazos» y que se iba a realizar en Oaxaca de Juárez los días 29 de septiem­bre al 5 de octubre de ese mismo año. Las gestiones y las promociones realizadas hasta ese momento sobre el proyecto habían dado sus primeras respuestas. A partir del 2000 el Congreso General de la Cultura Guna se integra al movimiento latinoamericano de los Museos Comunitarios que lidera México en el que había representantes de diez países del norte, centro y sur de América. De este modo, surgieron nuevos elementos en la forma de trabajar el proyecto museístico, que le servirían de guía. Eso sí, sin perder el contexto y el interés fundamental de usar el museo como un medio alterno para fortalecer y el rescate del patrimonio cultural.

 

Gracias a la incorporación, nuevas posibilidades se abrieron para desarrollar el proyecto como integrante del movimiento internacional de los museos comunitarios. Un movimiento que busca extender una nueva metodología de intervención con participación genuina de las comunidades y los pueblos, a través de un museo integral. En el 2001 se realizaron una serie de talleres de capacitación en diez países, entre ellos Panamá con la representación del pueblo Gunadule a través del Congreso General de la Cultura que fue beneficiada con un taller. Por primera vez en Gunayala el tema de museos comunitarios fue expuesto en el seminario taller que tuvo lugar en marzo de aquel año en la comunidad de Digir en la que líderes de varias comunidades recibieron información acerca de las características de los museos comunitarios. En esta cita histórica, participaron un total 20 comunidades, siendo presidido por sus máximos líderes, los Sagladummagan[12], Paulino González, Gilberto Arias, Eriberto González y en la que colabora el profesor de antro­pología Cuauhtémoc Camarena de México como facilitador.

 

En el 2002 el Congreso General de la Cultura participa en el Segundo Encuentro Internacional de Museos Comunitarios celebrado en el municipio de Rabinal, Baja Verapaz de Guatemala, donde especialistas mexicanos, capacitaron una vez más a los representantes de diez países miembros de la Coordinadora de Museos Comunitarios de las Américas sobre el concepto, diseño e importancia de los museos comunitarios y las técnicas de historia oral. En agosto de ese mismo año, en la comunidad de Usdub de Gunayala se realizó un segundo taller con la participación nuevamente de Cuauhtémoc Camarena. Este evento fue apoyado por la UNESCO, sede de México, el Departamento de Servicios Comunitarios del National Museum of the American Indian y la Unión de Museos Comunitarios de Oaxaca de México. Al año siguiente, en Cacaopera (El Salvador) se realiza otro encuentro internacional de museos comunitarios acompañado de otros talleres de reforzamiento.

 

Para el organismo cultural gunadule estos talleres han servido para seguir avanzando con la idea de crear un museo en la región, con una visión y unos mecanismos de trabajo distintos a los de la idea original. Así, se crea un programa especial dirigido a sensibilizar y capacitar a las comunidades so­bre la nueva metodología de desarrollar los museos como una forma alterna de fortalecer, desarrollar y rescatar conocimientos y valores del pueblo gunadule. Desde aquel momento el Congreso General de la Cultura a través de su organismo técnico, el Instituto de Investigaciones Koskun Kalu, por su propia iniciativa ha realizado varios talleres en la Comarca. En esta parte del proceso la creación de la isla museo en Werwerdub quedó en segunda orden. Además su creación continuaba suponiendo un gran costo. Un costo que superaban los 300 mil balboas con los que no contaba Gunayala.

 

Finalmente, el 2003 fue un año importante para el Congreso General de la Cultura Guna cuando la IAF acoge y aprueba definitivamente el proyecto de crear museos comunitarios en Gunayala, gracias a las gestiones que previamente venían realizando el Congreso. El proyecto consistió en el establecimiento de museos en tres lugares de la Comarca, en aquellas en los que habían despertado mayor interés el proyecto. Como fueron Usdub, Niadub y uno especial en la isla Gaigirgordub, el cual está siendo administrado por el propio Congreso de la Cultura.

 

El 20 de mayo de 2004 se registra en ese proceso de la creación de museos comunitarios como una fecha memorable al registrar la inauguración del primer Museo Comunitario de Gunayala y de Panamá, ubicado en la comunidad de Usdub. Actualmente se conoce con el nombre «Museo Comunitario Olo­maili» en memoria de una de las personalidades importantes de la comunidad. Para su realización la comunidad ofreció el terreno para la construcción de la infraestructura y su diseño estuvo inspirado en una arquitectura tradicional de una choza gunadule combinado con materiales adquiridos en las ciudades como el cemento, barras de hierro los cuales eran necesarios para garantizar una mayor durabilidad de la estructura. Sus colecciones fueron donadas por la propia comunidad que se animó a ceder piezas y objetos sin pedir nada a cambio.

 

A continuación se llevó a cabo el segundo museo, el Museo de la Na­ción Guna, localizado en la isla Gaigirgordub (Porvenir). Una zona turística y la que mayor importancia tiene en la comarca Gunayala. Siendo este un museo de carácter comarcal, es decir, perteneciente a las 49 comunidades, los elementos de colección de las muestras que existen en sus instalaciones fueron donados por los dirigentes, por los guías espirituales. Este museo tiene una muestra permanente sobre la ceremonia de chicha fuerte, que es una ceremonia tradicional en honor a la mujer, otro dedicado al tema del cementerio y sus significados, y que cuenta también con una cocina y unos instrumentos musicales de la cultura Gunadule.

 

Por último, el tercer museo, el Museo Comunitario Galu Dugbis fue inaugurado el 20 de marzo de 2005 en la comunidad de Niadub, en un acto que fue presidido por el Sagla de la comunidad Luis Ortiz y el Sagladummad del Congreso General de la Cultura, Eriberto González, a quienes les correspondió dar la apertura oficial. Al igual que los dos museos anteriores, su arquitectura está inspirada en la choza gunadule, combinado con materiales no tradi­cionales. La temática que desarrolla principalmente es la confección de hamacas, un trabajo desarrollado por las mujeres. Si bien es cierto, que aún viven mujeres que conocen el arte de la confección de hamaca, éstas ya no se dedican a ello como en épocas anteriores principalmente por razones económicas. Tomando en cuenta que los materiales que actualmente usan para ello son muy costosos y que tampoco nadie se dedica al cultivo del algodón, que ha sido el material usado tradicionalmente, su confección ha desaparecido prácticamente. A través del museo se ha procurado rescatar el arte de esta confección, invitando a las más jóvenes a seguir en esa práctica. Actualmente varias jóvenes asisten a los talleres que dicta las expertas.

 

La Comarca Gunayala con estos tres museos se integra en la lista de los pueblos latinoamericanos que desde los museos comunitarios imprimen un nuevo esfuerzo para fortalecer y desarrollar sus valores, sus conocimientos y sus principios y, de esta manera, conservar todo el patrimonio del pueblo, por ende su identidad.

 

 5. MUSEO COMUNITARIO COMO RECURSO PEDAGÓGICO

 

Las comunidades tienen mucho que ofrecer, conocimientos que aportar, pero el sistema educativo que nos han impuesto en los últimos años ha anu­lado su capacidad de ser parte activa en el proceso de enseñanza y aprendizaje. Los recursos culturales y los conocimientos con que cuentan las comu­nidades no son aprovechados por la población estudiantil, porque se ha hecho creer que la única institución donde se adquieren conocimientos es la escuela. De igual forma, las comunidades, los padres de familia con el tiempo han llegado a considerar que es únicamente en la escuela donde se forman sus hijos, no en otros espacios. Las formas tradicionales de enseñanza de la cultura Gunadule se han dejado a un lado, no se valoran e, incluso, muchas veces se subestiman.

 

Sin embargo, con la implementación de los recursos museográficos con la metodología del museo comunitario se abren nuevas posibilidades para desarrollar actividades educativas de gran incidencia. Una nueva iniciativa que sin duda rompe con la forma tradicional de concebir un museo e incluso la propia metodología del museo comunitario. Gunayala a través de sus museos procura experimentar el nuevo sistema donde se involucra la comu­nidad y la escuela a través de los propios estudiantes.

 

La experiencia de los museos comunitarios de Gunayala se convierte en un hecho particular y novedoso donde el museo comunitario se sustenta como un recurso didáctico que se inserta en el proceso de una nueva educación que impulsa en estos momentos los pueblos gunadule de Panamá, como es la educación bilingüe intercultural. La simple exposición de objetos, piezas u otros recursos museográficos no es una tarea acabada y directa que espera un público sino que esto, se supone, es el final de un proceso que se inicia bajo motivaciones y necesidades de la propia comunidad. Los contenidos del museo comunitario parte de una necesidad de la comunidad, lejos de captar primeramente el interés del visitante externo. El objetivo es motivar a su propia población que requiere rescatar, fortalecer y preservar la cultura y el patrimonio de su origen. El museo comunitario de Gunayala está orientado y pensado para su propia generación, mientras se cree que el visitante externo o el llamado turista vendrán cuando menos uno se lo imagine. Las motivaciones del museo comunitario, en el caso particular de la región de Gunayala, no son las de generar una gran afluencia de turistas, lograr importantes resultados estadísticas, sino las de facilitar un medio alterno para transmitir conocimientos y fortalecer valores ante los grandes impactos que actualmente viven las comunidades. Máxime cuando las amenazas al patrimonio cultural son constantes y permanentes, y se hace necesario la implementación de nuevos mecanismos de defensa más acorde a las dinámicas de las sociedades de hoy.

 

En el museo comunitario se destaca la relación de la comunidad, la es­cuela y el sector estudiantil con el objetivo de que éstos adquieran nuevos conocimientos, que a pesar de tenerlos cerca, se los han negado de forma sistemática. Con ello se ha procurado poner en marcha una nueva iniciativa siguiendo los esfuerzos que adelantan los Congresos Generales de Gunayala a través del Proyecto de Implementación de Educación Bilingüe Intercultural, donde los museos comunitarios de la región sean parte de los esfuerzos en el pro­ceso de enseñanza y aprendizaje.

 

Para entenderlo con mayor amplitud podemos remitirnos a la experiencia del Museo Comunitario Olomaili de la comunidad de Usdub, una comunidad situada en la isla más grande de la comarca Gunayala, localizada al noreste de la República de Panamá, en el Mar Caribe también conocida el Archipié­lago de las Mulatas. Con una población de tres mil personas comparte una porción de la isla con la comunidad Ogobsuggun que cuenta igualmente con una población similar. La comunidad de Usdub a principios de la década del 70 procuró crear un museo, el cual fue motivado por la propia comunidad que donó en aquel momento diversos objetos y piezas de mucho valor histórico, entre los cuales se destacaban los objetos personales de los líderes más reconocidos de la comunidad. Sin embargo, aquella iniciativa no prosperó.

 

La comunidad de Usdub es conocida por su beligerancia en defensa y promoción de los valores tradicionales, culturales del pueblo Guna. Hecho que era impulsada por figuras reconocidas que dejaron un hito en la historia, como lo fue Nele Kantule, Olodebiliginya, entre otros. A pesar de las grandes influencias culturales que existen en su entorno proveniente del exterior, la comunidad ha desarrollado un cierto equilibrio que ha sabido manejarse como pueblo entre las expresiones de la modernidad, las costumbres y tradiciones propias, gracias a figuras reconocidas, como lo fue Nele Kantule, Olodebili­ginya, entre otros.

 

La garantía de su supervivencia ha descansado en sus recursos humanos que de generación en generación ha venido transmitiendo los diversos conocimientos ancestrales. Combinando con otros conocimientos actuales donde la generación de hoy tiene ya una formación distinta a sus antecesores, producto de la presencia de centros educativos promovidos por el Estado. No obstante, la presencia de las instituciones educativas en la zona comarcal ha sido necesaria para los líderes de ayer y hoy, pero siempre con la advertencia de que éstas no sean contrarias a las idiosincrasias del pueblo Gunadule. Estaban convencidos que la formación de sus generaciones era un esfuerzo necesario para entender mejor la realidad de hoy, pero que no debía desligarse de su realidad cultural y su identidad.

 

Así, el Museo Comunitario Olomaili emprendió una nueva iniciativa para involucrar a los estudiantes del Centro Básico General Nele Kantule como uno de los sectores motivadoras del museo, aprovechando, además, que los estudiantes del colegio no son solamente de esa comunidad sino que vienen también de otras comunidades con diferentes experiencias. Muchos de estos jóvenes ya no siguen con las prácticas tradicionales como, por ejemplo, la confección de cestas o abanicos que son objetos de uso cotidiano en el hogar. Los padres ya no les enseñan estos oficios a sus hijos porque la mayor parte de su tiempo lo ocupa en las escuelas de donde están ausenten los conocimientos ancestrales.

 

Este nuevo esfuerzo se inicia con la etapa de organización en la que el profesor juega un papel fundamental en el desarrollo de esa jornada, lo que permite establecer y fortalecer la conexión de la comunidad, el centro educativo y los estudiantes. La selección del tema parte del interés de rescatar un conocimiento que muchos jóvenes no poseen, que en épocas anteriores era una práctica cotidiana. El objetivo no es sólo enseñar a los jóvenes cómo se confeccionan estos instrumentos del hogar, es decir, las cestas y los abanicos, sino que ésta va mucho más allá. Supone un proceso, un seguimiento de in­vestigación para entender mejor su proceso, su simbología y sus orígenes. Además de los significados de los diversos diseños con las cuales se elaboran.

 

Los mismos estudiantes son los encargados de realizar las investigacio­nes sobre estos objetos: deben conocer su proceso histórico, de dónde sur­gieron las primeras iniciativas de trabajar con ese arte, qué material se usa para su confección, cómo se confeccionan y cómo se denominan cada dise­ño y sus respectivos significados. Los jóvenes estudiantes deben estar cons­cientes con qué trabajan, no es un trabajo mecánico de diseño y confección de un objeto, sino de conocimiento de todos sus elementos. En esta parte del trabajo la intervención de los conocedores, especialistas, historiadores, es decir, de aquellos que sirven de fuentes de información durante las investi­gaciones, constituyen partes integrales en el levantamiento y estructuración del contenido de un museo comunitario. Porque la verdadera fortaleza de un museo comunitario se encuentra en la misma comunidad y en sus diversos sectores que intervienen cada uno en su momento.

 

El Museo Comunitario Olomaili cuenta con una exposición permanente de piezas u objetos que fueron donados por la misma población cuando se inició este proyecto en 2004, entre los cuales se destacan fotos antiguas que forman parte de la historia de Usdub, implementos de la confección de la hamaca o los de la cocina, entre otros. El espacio del Museo no se usa solamente para exposiciones sino que también para talleres. Los estudiantes terminan sus clases conociendo la confección de los cestos y abanicos tras las investigaciones realizadas en el Museo y los conocimientos adquiridos.

 

Ya no es el profesor quien dicta solamente las clases en un salón tradicional, sino que interviene también un instructor, dándose un cambio en el ambiente educativo. Un reconocido líder comarcal, el Sagladummad del Congreso General de la Cultura Guna, Héctor Smith, experto en el arte de la confección de estos materiales se convierte en facilitador, quien es apoyado por otro comunero experto en ese mismo arte, se dedica a enseñar con la metodología de aprender haciendo. Se centra en enseñar a los estudiantes los primeros pasos de cómo se debe confeccionar un abanico o un cesto, iniciando con los diseños más sencillos. Los estudiantes siguen al instructor y de­sarrollan todo el proceso ellos mismos, comenzando por la selección del material, la realización del primer corte y la colocación de las primeras tiras. Según el proceso tradicional, el instructor, en este caso el Sagladummad Héctor Smith, atiende directamente al grupo de jóvenes estudiantes, explicándoles cada detalle del proceso de la confección. Mientras trabajan, el instructor hace uso de otra metodología, la de ir narrando relatos cortos durante el proceso de confección, práctica que complementa la tarea de aprendizaje. De este modo, se logra que los estudiantes terminen sus primeros abanicos o cestos de forma muy óptima y divertida.

 

Al final del proceso habrán complementado su aprendizaje de forma íntegra, no sólo tendrán conocimiento sobre el mecanismo de confección de estos materiales sino que al mismo tiempo tendrá conocimiento sobre su origen, sus significados y el material con que se confeccionan. Con esta metodología la adquisición de conocimientos es directa y práctica. En los aspectos dificultosos los estudiantes tienen total libertad de preguntar al instructor acerca de sus problemas. Finalmente todo el proceso de este aprendizaje concluye con la exposición de los trabajos realizados por los estudiantes, más aquellas piezas recogidas y seleccionadas relacionadas con el tema desarrollado, complementando el diseño y montaje del museo.

 

6. PROYECCIÓN HACIA LA COMUNIDAD

 

La naturaleza de los Museos Comunitarios de Gunayala procura despertar en la población comarcal el interés por su patrimonio cultural habida cuen­ta que en las últimas décadas se han registrado una indiferencia hacia su cul­tura, producto de diversos factores entre ellos, la gran influencia que tiene la comunidad, especialmente su juventud hacia lo externo. La juventud gunadule vive seducida por las luces de la metrópoli, por aquellos elementos culturales no propios de su pueblo. Frente estos retos, la presencia del museo en la comarca constituye un espacio alternativo de nuevas dinámicas que puede con­tribuir a la recuperación del interés hacia los conocimientos tradicionales.

 

El museo es uno de los recursos educativos, prácticos y dinámicos, im­plantado en los últimos años y orientado al fortaleciendo de la identidad cultural. Un recurso no tradicional que difiere literalmente de los museos tradicionales, los conocidos museos institucionales, que sólo se reducen a simples exposiciones del pasado. El museo comunitario constituye, sin duda alguna, un espacio que contribuye no sólo a complementar el proceso de educación de los jóvenes y los niños escolarizados, sino que también involucra a la comunidad en general. La metodología «aprender haciendo» que coexiste en todo su proceso, compagina y se conjuga con el sistema que desarrolla la educación bilingüe intercultural. Desde hace cinco años la Comarca Gunayala impulsa el sistema de educación bilingüe intercultural ante el fracaso del sistema educativo actual que ha impuesto el Estado panameño desde 1907. La metodología del museo comunitario constituye una de las alternativas concretas en los cambios que se buscan para mejorar el proceso de enseñanza y aprendizaje. Existen grandes deficiencias en el sistema educativo donde está ausente la enseñanza de la cultura Gunadule, se menosprecia el idioma materno de la población estudiantil, especialmente, en los primeros grados donde los niños y niñas hablan su idioma.

 

6.1. Qué significa para la comunidad

 

Es un aporte que contribuye al proceso de enseñanza y aprendizaje, que contribuye a abrir oportunidades entre los estudiantes para tratar temas que normalmente la escuela y sus planes no prevén. Con la metodología del museo comunitario se adquieren conocimientos por medio de acciones concretas de investigación que ayudan a comprender los símbolos y los significados que se proponen, no sólo en la confección de abanicos y cestas, sino también en temas más cruciales que requieren una atención con mucho más urgencia. Por ejemplo como el despertar el interés hacia la medicina, un tema que está relacionado con las plantas medicinales, las ceremonias y su importancia social y cultural.

 

Estas experiencias han permitido a los jóvenes estudiantes conocer las técnicas de su elaboración, el arte que se ha venido transmitiendo de generación en generación, la historia y los significados de cada una de las artes, así como los cambios que se han dado en las mismas. Con la exposición, la comunidad, además de tener la oportunidad de conocer el arte de confeccionar abanicos y cestas o el tema que se diseñe, llega apreciarlo. Esto va más allá de la exposición, porque al crear este espacio se abre como una ventana al público local (sector primordial), nacional e internacional que cotidianamente circula por la región. Con la muestra museográfica se amplía la cobertura de los beneficiados, personas que tendrán la oportunidad de aprender todo lo relacionado con el arte de confeccionar esas herramientas. La comunidad, el público visitante e incluso el turista internacional son partícipes para conocer las expresiones culturales del pueblo gunadule. El museo no queda en el pasado se proyecta hacia el futuro.

 

Además, la exposición no sólo se limita a los materiales confeccionados por los estudiantes sino que obliga a la recolección sistemática de otras piezas u objetos más antiguos que existan en la comunidad y que tenga un valor histórico. El uso de otros recursos museográficos complementa la exposición, tales como fotografías relacionadas con el tema que se desarrolla, muchos de las cuales ya están, en cierta medida, desvinculadas con la Co­marca Gunayala actual, tal como ha sucedido con las fotografías que el VärldsKultur Musset de Gotemburgo ha facilitado al Congreso General de la Cultura Guna. En ellas aparecen objetos que ya no existen en el pueblo Gunadule o que ya no se elaboran en el día de hoy, lo que ha permitido, por otro lado, que los actuales conocedores pueden retomarlos para levantar nuevos diseños. Otro ejemplo es el caso de las molas, la vestimenta tradicional de la mujer Gunadule, que es el arte que tiene mayor trascendencia fuera de las fron­teras de Panamá. Diferentes modelos de ésta ha sido posible recuperar gracias a las fotografías de los años 20 de pasado siglo que permanecen en el museo de Gotemburgo. Éstas son muy importantes porque muestran diseños llenos de mensajes a través de diversos símbolos o figuras.

 

En ese sentido, para la comunidad no sólo es una oportunidad, sino que también abre un espacio para desarrollar su capacidad en la transmisión de conocimientos, asumiendo su rol en el proceso educativo de sus hijos. Esto posibilita que se puedan superar los contenidos programáticos educativos promovidos por el Estado que están distantes de la realidad y el contexto de la cultura Gunadule.

 

Esta iniciativa con su metodología ha permitido un acercamiento de la escuela y la comunidad, que generalmente han estado distanciadas. Con ello se crea un espacio de acercamiento y de armonización en la tarea de fortalecer, conocer y preservar la cultura. El museo comunitario logra establecer un vínculo entre la escuela, la comunidad y su patrimonio cultural. Se recupera su relación aprovechando la dinámica y la metodología del museo comunitario. De esta misma forma crea una relación directa y participativa de la misma comunidad en la enseñanza y aprendizaje de sus hijos en el marco de su realidad y necesidades.

 

Con la creación del museo comunitario, la población de la Comarca Gunayala se encamina hacia la apertura de mayores iniciativas de investigación, de ir sistematizando los conocimientos, haciéndolos viables por medio del museo a través de las exposiciones en las que toda la población se pueda beneficiar de ellas, descubriendo nuevos conocimientos, conserván­dolos y recuperándolos.

 

7. CONCLUSIONES

 

La dinámica de los museos comunitarios y la relación simbiótica con la comunidad es un factor trascendental para el pueblo Gunadule que procura destacar en la implementación de sus iniciativas. Si bien es cierto, que el Congreso General de la Cultura Guna y sus comunidades apuestan por el rescate, desarrollo y defensa de su patrimonio cultural no es menos cierto que existan proyectos museísticos que se limitan a las muestras tradicionales o a las simples exposiciones del pasado gunadule. Estas iniciativas están influenciadas por los museos institucionales que existen en la República, que sin duda son sus primeras referencias. Tal es el caso del Museo Antropológico Reina Torres de Arauz, anteriormente denominado Museo del Hombre Panameño, en honor a una antropóloga que trabajó mucho en el tema de los pueblos indígenas. Ubicado en la ciudad de Panamá, los «no gunas» sirven de guía a los visitantes, habiendo miles de gunadule por el área de la capital, lo que para nosotros significa una muestra de indiferencia hacia los pueblos indígenas, que sólo lo reducen a una muestra museográfica y que no busca fortalecer y defender nuestro patrimonio cultural.

 

Para el pueblo Gunadule no sólo es mostrar su cultura al mundo, sino mantener vigente en el marco universal como dijera para la posteridad Nele Kantule, uno de los máximos líderes y líder de la Revolución Guna de 1925, cuando dijo: «Quiero que la Cultura de mi pueblo perdure en el marco uni­versal de los pueblos como un pueblo digno y humano».

 

Al igual que otros pueblos indígenas el futuro del pueblo Gunadule descansa en las bases de su cultura, las cuales constituyen los pilares que sostienen su supervivencia. Es una tarea y una necesidad fundamental en los momentos actuales donde los cambios y las transformaciones ocurren de forma constante y permanente. La garantía de su supervivencia está en sus generaciones del presente y del futuro de ahí se concentren los esfuerzos. Para la Comarca Gunayala, los museos comunitarios son uno de los medios significativos que contribuyen de forma práctica y concreta a ese objetivo. Se busca con­solidar la práctica de esa iniciativa museística así como su metodología. En estos momentos se busca diseñar programas con mayor intervención de jóvenes estudiantes de diferentes niveles para continuar con las dinámicas y prácticas educativas relacionadas con el patrimonio cultural. También se pretende mejorar la relación con diferentes sectores de la comunidad, tales como historiadores, guías espirituales, grupos organizados de danzas, mujeres, pintores, la escuela y las autoridades para que todos puedan ser parte del museo, ser parte del desarrollo y los avances del museo de la comunidad, en la que cada uno asuma el papel que le corresponde en el proceso educativo. ***

 

 

Anelio Merry López

10 de abril de 2019

 


8. BIBLIOGRAFÍA

MORALES, T., CAMARENA, C. y VALERIANO, C. (1994) Pasos para Crear Museos Comunitarios, México, Dirección General de Culturas Populares.

WAGUA, A. (2000) En Defensa de la Vida y su Armonía: Elementos de la religión Kuna, Panamá, Emisky, Pastoral Social-Caritas de Panamá e Instituto de Investigaciones Koskun Kalu del Congreso de la Cultura Kuna.

 


[1] Periodista, promotor e investigador de los Museos Comunitarios de Gunayala.

[2] Una de las seis regiones de la cultura Gunadule. La Gunayala está localizada al noreste de Panamá, en el Mar Caribe con una población de 34 mil personas, en su mayoría viven en pequeñas islas

[3] Es la denominación en el idioma gunadule al continente americano, nombre que actual­mente se ha extendido por el continente, especialmente en los pueblos indígenas.

 

[4] Es el máximo organismo de expresión, de protección, conservación y divulgación del patrimonio cultural-histórico del pueblo Guna.

 

[5] Camino, vía, senda, trayecto, itinerario de Baba y Nana (Creadores). Es un sistema complejo de tratados que abarcan la creación de universo, hasta la definición de hombre y su papel en el camino y en el desarrollo de la Madre Tierra.

 

[6] «Retos, cultura e Identidad». Artículo presentado por Aiban Wagua durante el Foro Retos y Perspectivas de la Cultura Kuna en el Marco de la Interculturalidad, celebrado en la Universidad de Panamá en el mes de junio de 1999. http://onmaked.nativeweb.org/aiban.htm [Consulta: 15-01-2010].

 

[7] El argar es una figura importante en la cultura guna que se especializa en la interpreta­ción de los cantos tradicionales.

 

[8] Guía religioso y administrador socio-político de una comunidad Guna. Su función principal es enseñar a la comunidad el Babigala. Cada comunidad cuenta como primera au­toridad.

 

[9] La casa que simboliza el corazón de la comunidad es la casa donde se celebran cantos tradicionales dirigidos por los guías espirituales locales dirigidos a la población. Se discuten temas relacionados con la comunidad, se reflexionan sobre temas culturales e históricos.

 

[10] Es la casa ceremonial dedicada a la mujer en la que se llevan a cabo la mayoría de los ritos y celebraciones que van desde su vida inicial hasta la adolescencia. Estos ritos y cele­braciones pueden durar desde un día hasta tres días, en los cuales toda la comunidad participa. Durante estos eventos se consume chicha fermentada generalmente preparada de caña de azúcar.

 

[11] Iguayoikiler Ferrer, Secretario General del Congreso de la Cultura y Anelio Merry López, Coordinador del Programa de Museos Comunitarios del CGG.

[12] La cultura guna prefiere llamar Sagladummad al que otros lo denominan cacique. Es el líder comarcal elegido por las 49 comunidades de la Comarca.

 

 


 

 Anelio Merry López

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