Lunes, 12 de mayo - Yaugnii de 2014                           


 

Para Reflexionar....

 

NUESTRA LENGUA MATERNA GUNA Y SUS DISTORSIONES

 


 

 

Por: Anelio Merry López

 

Las lenguas o los idiomas, sin duda, sufren cambios y se ajustan con el tiempo. Al menos para mí la mejor manera de estos cambios, debe surgir de la propia dinámica de nuestros pueblos, en este caso del pueblo guna. Si bien es cierto, que todos los idiomas tienen influencia de una diversidad de idiomas con que se conviven en algún momento, pero hay ciertos casos que no es natural, son distorsiones notorias que malogra la lengua materna, lo peor del caso que los propios gunas contribuyen a reforzar dichas distorsiones.

 

Por mucho tiempo los wagas o los mergis, u otros, los “no gunas” o el “no hablante guna”, han impuesto de alguna manera de cómo debe PRONUNCIAR, por ejemplo, el nombre de un lugar. Existen una cantidad de nombres de lugares, sitios que los gunas lo repetimos si fuesen la pronunciación natural, original de nuestra lengua materna. A tal punto, que los propios hablantes gunas lo defienden, olvidando, desechando de cómo nuestros abuelos, abuelas, madres y padres, nuestros ancestros lo vienen hablando. Solo hay que revisar nombres actuales del Darién y Panamá, tierras que hablan de la presencia innegable del pueblo guna mucho antes de la llegada de los españoles.

 

Los clásicos, por mencionar unos, por ejemplo, dicen y escriben “Ipeti”, Meteti, Chepigana y otros. En caso de IPETI, toda una generación lo sigue repitiendo, como si fuese la más correcta pronunciación que los “no hablantes gunas” o los wagas escribieron de acuerdo a su estructura lingüística poniendo asimismo su propia entonación. Hasta ahora, que yo conozca, siendo un hablante guna, nacido y crecido en Gunayala, solo hablando guna hasta un tiempo, no conozco la palabra IPETI. Pero sí conozco el concepto IBEDI, que contiene dos conceptos IBE y DI, que en guna se refiere a una cascada de un río, o Ibe refiriéndose al sol, dad Ibe, y Dii se refiere al agua.

 

Pero, si nos remitimos a nuestra Gunayala de hoy, otros tantos ocurren, pero en este caso, no solo son de épocas anteriores, sino, que ocurren en el día de hoy, es más se presentan con variaciones particulares. A diferencia de Darién y Panamá, que mantienen sus raíces originales como Pinogana, sabemos que es Binnugana, Meteti, sabemos que es meddedii, en Gunayala prevalece o se imponen las traducciones en los nombres, que finalmente distorsionan o simplemente anulan los nombres originales y nosotros quedamos repitiendo reforzando estas distorsiones.

 

Cuántas veces hemos visto esas frases, o simplemente escuchar de parte de nuestra gente, especialmente entre los jóvenes o tan jóvenes, por ejemplo: “Rumbo a Playón Chico”, “Voy a Playón Grande”, “Soy de Naranjo Grande”, “Vengo de Naranjo Chico”, “Estoy en Río Sidra”, muchos otras, que con ello sea inconsciente o no contribuyen a distorsionar los nombres originales, dando paso que las simples traducciones forzadas sean nombres, y pierdan con estos sus nombres originales como Uggubseni, Uggubba, Narbagandub Dummad, Narbagandub Bibbi, Urgandi y otros. ¿Qué preferimos? ¿Que los wagas con su afán de traducir todo nos induzca a poner nombres basado en traducciones, o preferimos seguir llamando a nuestras comunidades tal como nuestros ancestros lo conocieron o conocemos? Estoy tan seguro, que ningún guna estará de acuerdo que perdamos nuestra originalidad y por supuesto sus pronunciaciones.

 

El asunto de las traducciones forzadas a los nombres de nuestras comunidades, que llegan a convertirse finalmente en nombres, pero con la gracia de nuestra población, no llega hasta aquí, más bien continúa.

 

La Contraloría General de la República de Panamá, una institución seria del Estado panameño va en esa línea, que por su carácter oficial es de mucho cuidado en el tema que les presento. Porque tan ingenuo hemos sido de estar repitiendo lo que para ellos solo son traducciones, pero, que finalmente, la historia nos ha demostrado que la propia población guna, aunque sea hablante guna nos quedamos con las traducciones y asimismo seguimos repitiendo las pronunciaciones distorsionadas de los wagas. Una cosa es la escritura u otra, es la pronunciación.

 

En el sitio oficial de la Contraloría General los nombres de las comunidades de Gunayala, muchos aparecen con las traducciones forzadas dice, por ejemplo: Achutupu o Isla Perro; Ailigandi o Manglar, Aidirgandi o Piedra Molar,  Mamitupu o Isla Mamey, Ogobsucum o Ensenada de Coco, Ustupu o Isla Conejo Pintado o Ñeque, Wagsailatupu o Cayos Pelo Latino, y muchos otros nombres, que algunos son tan distorsionados que sus traducciones son tan forzadas que ni se aproximan al sentido del concepto.

 

Hace algunos meses, un representante del Instituto Tommy Guardia, instancia encargada de confeccionar mapas oficiales en Panamá, hablaba de incluir las traducciones en los nombres gunas, a lo que le sugerimos que esto distorsiona, ya que existe mal precedente en este tipo de situaciones. Hecho que esperamos sea omitida, que el mapa venga sin traducciones, sino solo nombres tal como conocieron nuestros ancestros y queremos seguir conociendo en nuestra lengua materna.

 

Por otro lado, la incidencia del turismo en Gunayala, especialmente, en el sector de Gardi produce otras situaciones similares, que para mí no debería ocurrir. Quién no ha escuchado o visto en anuncios, por ejemplo, en el sector de Gardi que es común escuchar: Isla Perro, Isla Aguja, Isla Anzuelo, Isla Iguana, Isla Pelícano, Isla Diablo, Isla Elefante, Isla Coco Blanco, Isla Chichemé, entre otros. Hecho que contribuye o anula totalmente el nombre de la isla, imponiéndose la traducción como nombre. Una cosa es que se les explique a los visitantes lo que significa el nombre de la isla, pero convertirla en nombre quitando el real y original es atentar con su identidad propia guna.

 

En algunos de estos casos las traducciones no corresponden, por ejemplo, Iggodub, su traducción que le han hecho es Isla Aguja, pero no proviene de aguja como tal, sino de espina, que no es lo mismo. De seguro muchos lo tendrán como la aguja de coser, pero no como la espina de una planta, que por cierto, su nombre proviene de una planta espinosa llamada Ganniriggo, que abundaba en la isla; Isla Anzuelo, no tiene nada que ver con esa pieza de pescar, sino, que proviene de una especie de planta aromática llamada Asseryaladub o solo Asserdub; Isla Chichemé en vez destacar con su nombre original que es Wissudub, o isla Coco Blanco, destacar su nombre Ogobsibudub, así muchos otros que podíamos mencionar. No faltará alguien que venga a decir, que a los turistas le son difíciles de pronunciar los nombres gunas, por lo que hay que decirle por su traducción. Lo más probable que el turista viene por la originalidad de la cultura y la particularidad de sus mares y playas sobre todo su cultura e identidad que hace de Gunayala un pueblo tan particular.

 

Finalmente, aun muchos usan San Blas, en vez de Gunayala, reafirmando la imposición de su denominación que por mucho tiempo hemos repetido en vez del nuestro. El termino Guna, por cierto, proviene del concepto “gunasbilli”, que significa superficie “gunas”, pero si le pones Kuna, escrita de esta forma distorsiona el concepto de “gunasbilli” a la hora de pronunciar, que inicialmente cuando empezaron a escribir los “no hablantes gunas” impusieron su pronunciación y escritura al mismo tiempo. Por eso antes nuestros padres lo decían completo Gunadule, es decir, hombre o persona de la superficie, nombre que en el Encuentro de la Nación Gunadule, reunida las 6 regiones en Ibgigundiwar (Caimán Nuevo), Colombia, se aprobó que fueran reconocidos como Gunadule.

 

Es importante tener presente que una cosa es la ESCRITURA el uso de los grafemas o letras, porque cada idioma le da su propia pronunciación siguiendo su estructura lingüística, otra cosa es, la PRONUNCIACIÓN. Por eso, como gunas, no tenemos que poner atención a las pronunciaciones que le dan los “no hablantes gunas” o los wagas. Sabemos, especialmente, los jóvenes siguen a los presentadores de la televisión o de la radio, que sin duda, a la hora de pronunciar guna distorsionan la pronunciación original, en este caso de la palabra Guna. Así ocurre con el nombre de los hermanos Ngäbe Bugle. Quienes no somos hablantes Ngäbe, no nos sale la pronunciación ni la entonación justa, de la estructura lingüística de los hermanos, siempre habrá distorsión. Cuántas veces hemos visto a la gente tratando de pronunciar, pero escúchalos a los hermanos Ngäbe hablar, se darán cuenta de la particularidad que tienen ellos, así como también nosotros el pueblo guna lo tenemos.

 

Por ello, como gunas hablantes, no tenemos que seguir a los wagas o los mergis con respecto a nuestro idioma que tiene su propia estructura lingüística y propia entonación, siguen sus propios principios, sus propias pronunciaciones y reglas. En caso del nombre Guna, no es como lo dicen que se lee, suave, o como escribió la última vez el compañero Olowika Thompson en Facebook, “burgwale”, porque no es así. El hecho que se haya eliminado las letras PTK en el alfabeto guna, luego de años de estudio, no altera absolutamente en nada la PRONUNCIACIÓN.

 

¿En qué parte de la población guna habrán escuchado pronunciarse SUAVE o BURGWALE la palabra guna? Estoy tan seguro que en ninguna parte, solo en la televisión o la radio de parte de los presentadores wagas, que naturalmente, pronunciarán siguiendo su estructura lingüística de su lengua materna, que en este caso es el castellano o español.

 

Al igual que ayer estaríamos distorsionando la pronunciación siguiendo a los que no hablan el idioma guna. Mejor sigamos a nuestras abuelas, abuelos, padres, a nuestras madres, a nuestros grandes maestros como Manuel Smith, Igwanabiginya (Horacio Méndez), Carlos Inagelinya López, Niga Pereira, entre otros, quienes aún podemos escucharlos en el día de hoy, gracias a la magia de la tecnología. Más no sigamos contribuyendo a distorsionar nuestra lengua materna, siguiendo a los no hablantes gunas o wagas o mergis. Es momento de la reivindicación.

 

 

QUE VIVA NUESTRO IDIOMA GUNA….

 

Hacia los 90 años de la Revolución Dule….

 

Panamá, 12 de mayo de 2014

 


 

 Anelio Merry López

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